lunes, 7 de abril de 2008

Providencial abuso de confianza


La Derecha chilena, confiada en la “democracia protegida” por el sistema binominal que le asegura una representación parlamentaria aumentada y suficiente para “cogobernar” con la Concertación, ha traspasado todos los límites que aconsejaba la prudencia. En efecto, sus últimas actuaciones políticas, tendientes a maniatar a la figura principal del oficialismo, nada menos que la presidenta de la república a quién pretenden ponerle collar y traílla con el propósito de menoscabar su prestigio que los conduzca finalmente a tomar el control político sin necesidad de desalojarla, ha puesto a las fuerzas políticas en un inédito trance.

La última actuación del Tribunal Constitucional, institución antidemocrática contemplada en la Constitución del 80 que distorsiona el funcionamiento de los 3 poderes del Estado, pero que hasta el momento había tenido una actuación desde las sombras, es sacada ahora a la luz del día, para iluminar inequívocamente, la puesta del dedo en la llaga.
Anular una política de salud pública con el pretexto de que se vulnera el derecho a la vida y dejar en manos del mercado la distribución del medicamento, no solo es un flagrante acto de hipocresía, es también un abuso. Un abuso que se ha hecho sentir en la ciudadanía.
Por otra parte, la destitución de la ministra de educación Yasna Provoste, por un “delito” que saben bien que no ha cometido, es otro abuso. También es una manifestación de hipocresía más, puesto que saben bien que el desorden en las subvenciones estatales que reciben los sostenedores de los colegios privados, viene de muy antiguo, desde los orígenes de su gobierno mentor. La implacable dictadura derechista.
Todo el mundo sabe que esas subvenciones son un subproducto de la idea de “libertad de educación” que ha sostenido en el tiempo precisamente la Derecha, merced a su distorsionada representación parlamentaria y el alto quórum para revertir esa chacota educacional que representa la mayoría de los colegios privados financiados con dineros fiscales.
La destitución de la ministra, es otro abuso más que lleva a cabo la displicente derecha, que actúa sobre seguro y alentada por las propicias condiciones que le permite la abyecta Constitución Política del Estado. Un abuso que se ha hecho sentir en el corazón del pueblo.
La población chilena, no tiene que hacer un elaborado análisis para entender que estas situaciones descritas van en contra de su integridad. Se entiende claramente que este pretexto – chivo expiatorio- es un ensañamiento en contra de una persona, que ocupaba un alto cargo en virtud de sus méritos y que su debilidad consistía en ser una mujer, de origen humilde, y de rasgos populares.
También el pueblo percibe en forma natural, que prohibir la distribución gratuita de medicamentos, significa que tendrá que comprarlo. Su ira será mayor, cuando entienda que se están entrometiendo en su conducta sexual aquellos hipócritas mojigatos que no tienen ningún problema en financiarse el medicamento puesto que están en una situación de privilegio en virtud de sus altos ingresos.
De manera que estamos frente a una inmejorable ocasión en que el pueblo necesita expresarse, necesita decidir, pero no tiene el instrumento para hacerlo.
Necesitamos de un plebiscito para zanjar estas controversias fundamentales. Un plebiscito que es inseparable de una Democracia.
Sabemos que el plebiscito existe, pero que no está disponible. No es suficiente que la mayoría de los ciudadanos lo exija, se necesita de un procedimiento irrealizable para obtenerlo. Es una burla en la realidad, una quemante burla.
En días pasados, en este mismo espacio, se publicó una nota de Roberto Garretón, apoyada por prestigiosas personalidades del mundo de la cultura y la sociedad, en que se diseñaba un camino para cambiar la Constitución y así alcanzar la democracia. La idea es luminosa, sin embargo considero que para llevarla a cabo con éxito, debe ser impulsada con un ánimo constituyente, fundacional, debe ser impulsado por la totalidad de las fuerzas políticas democráticas y encabezado por el liderato natural, que recae en la persona de la presidenta de la República.
Nadie podrá acusarla de intervención electoral, puesto que lo que se pediría que en las próximas elecciones, no es una preferencia por un candidato, sino que es una papeleta extra o una marca que incluya la necesidad que el plebiscito sea una realidad. Nadie mejor que Bachelet puede liderar esa aspiración popular, nadie mejor que ella está posicionada para tomar esta oportunidad que se le ha puesto en sus manos. Nadie mejor que la presidenta para pedir la manifestación de la ciudadanía, nadie mejor que ella para realizar una reforma benéfica para nuestro país. Nada mejor que exigir un plebiscito.
RENE DINTRANS

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