sábado, 24 de mayo de 2008

¿Es la Concertación de centroizquierda?

En general se piensa que la Concertación de Partidos por la Democracia que gobierna Chile desde 1990, estaría ubicada, desde el punto de vista ideológico tradicional, en la izquierda del centro político. Esto no sólo se estima en nuestro país, sino también en algunos medios académicos extranjeros. En un reciente artículo publicado en este medio, Immanuel Wallerstein incluye a Chile en el elenco de países que se ubican a la izquierda del centro político en el subcontinente latinoamericano.


Sin embargo, si se analiza con detenimiento el papel que han jugado los gobiernos de la Concertación, no queda más que concluir que se han cargado siempre más a la derecha del centro que a su izquierda.

Si bien Patricio Aylwin criticó la economía de libre mercado como “capitalismo cruel”, su sucesor, Eduardo Frei, llevó adelante una política con fuerte énfasis en este sentido, a tal punto que un líder empresarial de la época, manifestó que Aylwin había respetado las leyes del mercado porque no tenía alternativa, pero Frei creía fervientemente en él. Recordemos que Frei Ruiz-Tagle fue mencionado en un editorial del New York Times como un presidente despreocupado de la ecología al reproducir un párrafo del discurso en Antofagasta: “no voy a detener el desarrollo del país por preocuparme del medio ambiente”.

Ricardo Lagos basó su campaña con el lema “crecimiento con equidad”. Todos sabemos que lo menos que hubo fue equidad en el crecimiento de la economía del país. ¿Es necesario recordar la frase: “nosotros los empresarios amamos a Lagos”? Por esto mismo, cuando la derecha política basa sus críticas al ex presidente en la pésima planificación del Transantiago, le está haciendo un gran favor, pues pienso que a la larga este sistema de transporte va a funcionar con un buen estándar de calidad. Cuento aparte es que soy de la opinión que debiera ser administrado por el Estado, como en todas las grandes capitales del mundo. En síntesis, el transantiago tiene solución. Lo que no tiene solución (por lo menos a mediano plazo), es la política de gran concentración económica que llevó adelante el ex presidente Lagos.

Esa herencia que dejó Lagos al actual gobierno, aunada a las políticas del presente, han hecho que las asociaciones de trabajadores hayan comenzado las reivindicaciones por sus derechos. No es necesario hacer un recuento de todas las huelgas y paros que se han producido durante este último tiempo. Sólo deseo detenerme en una frase del discurso que el presidente de la CUT pronunciara el 1° de mayo recién pasado: “ni la derecha ni la Concertación van a defender los derechos de los trabajadores”.

¿Cuál es, entonces, la diferencia de la Concertación con la Alianza por Chile? Se dice que la Concertación es la única fuerza política que le da gobernabilidad al país, debido a que la derecha no tiene proyecto político. ¿Cómo no va a tener proyecto político, si ése es justamente el que ha venido administrando la Concertación desde sus inicios y cada vez con mayor fuerza?

Gobernabilidad a Chile le dio, también, la dictadura militar. Tan es así que la Concertación se ha sentido como pez en el agua gobernando con la Constitución de Pinochet, la misma en que el ex presidente Lagos estampó su firma, en un acto de suma egolatría, pero de mínima dignidad. Por su parte, la presidenta Bachelet al criticar las protestas de estudiantes, trabajadores y pescadores artesanales, plantea que en democracia los problemas se solucionan a través del diálogo. Eso es en democracia, ¿y en Chile cómo se solucionan?

Por todo lo anterior, no logro comprender el porqué de la obsesión de Andrés Allamand, de querer “desalojar” a la Concertación del gobierno, si le ha administrado tan bien el poder a la derecha económica. Allamand debe haber quedado con el trauma del desalojo desde que el fallecido Hernán Briones, a la sazón líder empresarial, lo desalojara a las Termas de Mamiya por decir que “los empresarios constituían uno de los poderes fácticos junto a las fuerzas armadas” y le pedía a gritos a la UDI que creyera en la democracia, pues ésta no hacía daño.

En síntesis, los planteamientos y actuaciones de izquierda o de derecha, se basan en una concepción del mundo que se desea y no en los adjetivos de los partidos políticos que conforman una coalición, con mayor razón en el Chile actual, en que los partidos políticos no son más que productos transgénicos.

HUGO MURIALDO


*Periodista, Magíster en Filosofía Política

1 comentario:

Anónimo dijo...

Señor Murialdo:

Usted en se queda con la frase del presidente de la CUT que encierra una gran verdad. Yo voy a quedarme con una suya, es la que construye para responder a la presidenta Bachelet cuando espeta a las fuerzas sociales que manifiestan su descontento protestando de forma que ella considera una presión indebida, diciéndoles que los problemas se solucionan a través del diálogo. “ Eso es en democracia, ¿y en Chile cómo se solucionan”.


La Constitución Política del estado de Chile, en su artículo nº4 determina que Chile es una república democrática, sin embargo, existen pocos que tienen la claridad para hacer notar, que es un error creer que estamos en democracia. La propia presidenta de Chile, reproduce públicamente ese error, lo que da cuenta, de la ineficacia de la gestión concertacionista para democratizar el país, a pesar del presidente Lagos, que determinó que la transición había concluido, existiendo en su momento y hasta nuestros días, el sistema electoral conocido por binominal, que excluye a las minorías de representación, eligiendo senadores que son electos antes que el pueblo los vote, puesto que al ser únicos candidatos, o una pareja “arreglada”, de una de las 2 alianzas que se reparten los cargos de elección popular, su elección por el pueblo es nada más que un trámite, y existiendo un vicio en la gestación de la propia carta fundamental, que fue promulgada después de someterla a un remedo de plebiscito, que no contaba con el más mínimo requisito de validez, puesto que no existían a la fecha de su realización en 1980, registros electorales, es decir, no se conocía ni remotamente el universo de votantes, lo que es literalmente una chacota.

De manera que lo felicito por su claridad, y lo insto a responder a la contra-pregunta que Ud. mismo plantea: “ Eso es en democracia, ¿y en Chile cómo se solucionan”.

Atte. René Dintrans
erredintrans@yahoo.es